Ver en la oscuridad: lo que Mary Robinson me enseñó sobre liderazgo y conciencia

A veces necesitas sentarte en la oscuridad de un cine para ver con claridad las cosas que tu rutina te ha enseñado a ignorar.

El pasado martes asistí a un evento organizado por la Embajada de Irlanda en México. Se trató de la proyección del documental Mrs. Robinson, una película sobre liderazgo femenino —pero no del tipo que se viraliza con frases cursis en Pinterest, sino del que incomoda, cuestiona y transforma.

Me enteré del evento haciendo scroll en Instagram. En un mundo rodeado de influencers, filtros y algoritmos diseñados para venderte cremas que “cambian tu vida”, tuve la fortuna de encontrarme con una líder real. Una mujer que de verdad influye en el mundo actual: Mary Robinson.

La cita fue en el Cine Tonalá, un refugio cultural ubicado en el corazón de la colonia Roma. Un lugar que se siente como un secreto a voces, hecho para quienes buscan algo más que entretenimiento. Es un híbrido entre cine independiente, laboratorio creativo y, por qué no decirlo, buen mezcal.


¿Quién fue Mary Robinson?

Mary Robinson no fue solo la primera presidenta de Irlanda. Fue una mujer que desafió un sistema profundamente patriarcal, influenciado por la Iglesia y las estructuras tradicionales del poder, con algo tan peligroso como raro: su propia voz.

Antes de llegar a la presidencia ya era una abogada brillante, profesora de derecho y senadora. Su trabajo se centró en causas que muchos prefieren ignorar: los derechos de las mujeres, el medio ambiente, el acceso a la educación, los pueblos indígenas y las minorías. Todo esto en un país —como muchos otros— donde lo “correcto” era callar, asentir y no incomodar.

Lo que me impresionó al ver el documental no fue solo su trayectoria, sino su integridad. Mary habla con firmeza, pero sin estridencia. No busca aplausos ni poder: busca justicia. Y eso, en un mundo tan obsesionado con la imagen y el ego, es casi revolucionario.


Lo que nos deja una historia como esta

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Ha pasado una semana desde el evento, y sigo pensando en lo mismo: lo importante de ver documentales como este no es solo reconocer a una persona excepcional, sino asumir el relevo. Que cada quien agarre la batuta desde donde esté. Porque si bien no todos podemos ser presidentes ni hablar ante la ONU, sí podemos mejorar el mundo que habitamos.

A veces creemos que el mundo “ya es así” y que no podemos hacer mucho, así que le damos un sorbo a la cerveza y miramos hacia otro lado. Pero eso no lo hace menos injusto. En América Latina seguimos arrastrando desigualdades estructurales que golpean más fuerte a las minorías. Miles de personas huyen de sus países buscando protección. Y en México, la libertad de expresión puede costarte la vida. Somos uno de los países más peligrosos para periodistas y defensores de derechos humanos.

No se trata de vivir en constante alarma, sino de no caer en la indiferencia. El activismo, al menos así lo entendí después del evento, no comienza con un micrófono en la ONU. Empieza en lo cotidiano: en cómo tratamos a los demás, en las decisiones que tomamos con conciencia, y en la manera en que ejercemos (o no) nuestra voz.

Hay un principio jurídico que siempre me ha gustado: “Tu derecho termina donde empieza el del otro.” Tal vez podríamos convertirlo en un mantra para la vida diaria.


Siete formas de ser activistas sin corbata ni micrófono

1. Escucha antes de juzgar

Comencé este blog hace años hablando de empatía. Hoy lo repito: escuchar a quienes piensan distinto o viven realidades más duras que las tuyas es una forma de resistencia. Nos ayuda a romper la burbuja digital que el algoritmo construye a nuestro alrededor.

2. Habla cuando veas una injusticia

Lo más cómodo es mirar hacia otro lado. Pero a veces una palabra, una denuncia o simplemente estar presente puede marcar la diferencia en la vida de alguien.

3. Infórmate y comparte con criterio

Las redes están llenas de noticias falsas, alarmismo y ruido. Investiga, contrasta y comparte solo lo que construye. La desinformación también es una forma de violencia.

Y si sientes que puedes hacer más, busca una causa que te mueva. Sigue a las organizaciones que ya están trabajando en ella, infórmate sobre lo que hacen y encuentra cómo puedes sumar. No tienes que salvar el mundo tú solo, pero puedes unirte a quienes lo están intentando.

4. Consume con conciencia

Tu dinero es un voto diario. Apoya a negocios locales, éticos, sostenibles. Lo que consumes también es una postura política.

5. Haz algo, aunque sea pequeño

Puedes sembrar árboles, recoger basura, denunciar una fuga, apoyar a alguien que lo necesita o iniciar esa conversación incómoda pero necesaria.

6. Cuida tu coherencia

No se trata de ser perfectos, sino congruentes. Actuar en privado como piensas en público es una de las formas más silenciosas y poderosas de influir.

7. Cree en tu poder

Mary Robinson lo dijo: “Cada uno de nosotros puede ser esa chispa.”
Tú puedes ser esa chispa en tu familia, en tu trabajo, en tu comunidad.


Para cerrar

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Gracias a Mary Robinson por recordarnos que el poder sirve cuando se pone al servicio de los demás.

Gracias a La Embajada de Irlanda en México por demostrar que la diplomacia también se ejerce con cine y conciencia. En lo personal, agradezco profundamente estos espacios que no solo acercan culturas, sino que nos invitan a pensar con más valentía.
Y gracias al Cine Tonalá por seguir siendo ese lugar donde aún se puede ver con el corazón, no solo con los ojos.

Si crees que esta entrada puede ser esa chispa para alguien más, compártela.
Nunca sabes quién necesita leerla.

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1 comentario en “Ver en la oscuridad: lo que Mary Robinson me enseñó sobre liderazgo y conciencia

  1. Avatar de Josue Mendez

    Muy grata reseña

    Me gusta

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